Loa a la tierra - Byung-Chul Han - Prólogo


Soy Byung-Chul Han
Y escribí: Loa a la tierra,
hablo de mi “Jardín secreto”
o Bi-Won, si en coreano se escribiera.

Sentí una profunda añoranza,
necesidad de estar cerca de la tierra.
Por tres años trabajé en mi jardín,
otoños, inviernos, veranos y primaveras.

Mi jardín secreto es un jardín de ensueño
en él sueño con la tierra venidera
medito silenciosamente en mi jardín,
como si el tiempo se detuviera.

Entre más trabajo en mi jardín,
más respeto siento por la tierra,
percibo su embriagadora belleza,
hasta que en su totalidad fragante se volviera.

Desde entonces tengo una convicción
“es una creación divina”, la tierra,
convicción que me dio el jardín
que para mí es una certeza.

Pasar el tiempo en el jardín florido
me ha devuelto una devoción piadosa.
Creo que existió el “Jardín del Edén”,
en esta tierra que es fragante, esplendorosa.

Algunas líneas de este libro son plegarias,
incluso declaraciones de amor a la tierra.
También son confesiones a la naturaleza,
así me gustaría que se entendiera.

La tierra no es un ser muerto y mudo,
sino que es un organismo viviente.
Incluso la piedra está viva,
Cézanne lo dijo insistentemente.

De la tierra nos llega el imperativo de cuidarla,
es decir, de tratarla con esmero,
“schonen”, es tratar con cuidado,
tratar cuidadosamente lo bello.

Tarea urgente es cuidar la tierra,
es obligación de la humanidad,
tratar con cuidado la tierra,
respetar exige alabar.

Esta Loa a la tierra tiene el propósito,
de sonar como una hermosa canción.
Hemos dejado de ver y oír la tierra,
este libro, a la tierra, es una veneración.

Hasta aquí termina el prólogo
de este libro: Loa a la tierra,
“Viaje de invierno” es lo que sigue,
es un viaje al jardín, un viaje a la tierra.

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