Tus ojos



Francois-Marie Arouet, mejor conocido como Voltaire, escribió un relato titulado: el mozo de cuerda tuerto. Un relato muy cómico y a la vez, triste. En él se comienza diciendo que tenemos dos ojos. Uno para ver los bienes y el otro, para ver los males de la vida. Que pocos prefieren abrir el ojo con el que se ven los bienes y muchos abren los ojos para ver los males. Y concluye el escritor francés que, por eso muchos no quieren ver lo que ven. Y nosotros podemos preguntar ¿Y qué ven? La respuesta es: ven puros males. Todos los males de la vida.

No sabría decir, si estadísticamente hay un equilibrio entre los bienes y los males de la vida. Independientemente de si abriéramos los dos ojos para percibir la realidad, no sé si aun así veríamos la misma cantidad de bienes y males de la vida. Lo que sí me consta es que ante aquello que se nos presenta a diario, aun cuando pueda ser cruel o placentero, delicioso o asqueroso, aborrecible o aceptable, poseemos la capacidad de mirarlo desde la perspectiva que deseamos nos afecte.

No sólo en esta etapa histórica por la que estamos pasando podemos ampliar nuestros horizontes. Abrir nuestros dos ojos para no pecar de ingenuos (sólo viendo los bienes de la vida con exagerado optimismo) y por otro lado, sospechar de todo y de todos (sólo viendo los males de la vida con exagerado pesimismo). Ya sabemos que aquí el concepto de: ojos tiene una connotación metafórica.

Terminaré esta microrreflexión de manera drástica:

Cuida tus ojos, porque a través de ellos entra todo lo que moldea tu Vida.
¿Deseas ver sólo los bienes o los males de la vida?
Y si deseas vivir en equilibrio, ¿qué estás haciendo en este momento para lograrlo?

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